Pucha... probé tu piel y quiero más, mucho más.
Busco una coartada para que no seas lo que yo quiero y creo que sos: lo que te proyecto. Es como que te psicopateo ¿entendés?
Estoy jugando con vos y me adelanto y me equivoco y me encanta y me seduce y me enloquece.
Son dos juegos: el tuyo y el mío. Me parece que tenemos que hablar y ponernos de acuerdo.
Es absolutamente necesario.
Quiero hablarte de mis ganas y de mi deseo. Y luego, quiero dejar de hablar tanto. ¿Me explico?
Sí, soy demasiado joven para entender lo que entendés, pero no para devorarte, destrozarte, deshacerte y rehacerte desde mi centro.
Me derrite que seas un espíritu. Ya te imagino, te siento dentro. Quiero tenerte dentro: duro, erecto, firme, vos.
Y tus ojos... tus ojos son ángeles eyaculando en mi vientre.
Me perforan, me penetran, me advierten de tu alma oscura y deliciosa.
Nosotros, esencias de la noche y testigos de la luna, nos rendiremos ante el placer; tarde o temprano. Lo sabés.
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