Recientemente me fueron otorgados todos los dones necesarios para ser yo en un mundo que irradiaba “vos”. Y hoy soy yo, nada más que yo: mi música, mis libros y yo.
Pero nosotros volveremos a despertar juntos (lo sé) y entonces tu piel de fuego quemará el último recuerdo nefasto e innecesario que por desconocidos motivos guardé.
Beberé de tus ojos baby-love, y por tu boca venderé mi alma al diablo.
Fácilmente “antojo on-off”, no volveré a la cama vacía esa, ni a escuchar discos de oro en su debacle, ni a internarme en un best seller decadente.
Seremos uno, uno muy grande, omnipotente, mitad divino – mitad diabólico.
Alimentaremos mutuos y respectivos egos, cansados de nuestra pseudo-autarquía.
Robaremos corazones al por mayor, que venderemos luego en alguna feria americana.
Bajás, subís, bajás: ciclotimia aguada. Volás, andás, volás: vos no caminas, es el suelo el que te mueve.
Tan perfecto, arrogante y hermoso: tan poco mío pero exclusivo –bien sabes por qué lo digo, secreto público, hombre colectivo.
Nosotros volveremos a despertar juntos (lo sé) pero después, mi mejor hombre, yo seguiré siendo yo - nada más que yo.
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