lunes, 7 de abril de 2014

La maternidad como tiranía.

Varias cosas suceden alrededor de una mujer que ha decidido no tener hijos; pero de todas ellas, e incluso pesando más que el juicio mismo, está la (muy, muy maldita) especulación.

Pues sí, una mujer (y podría hablar de cualquier mujer, pero escribo yo, y por lo tanto estoy hablando de mí también, de mí sobre todo) dice 'no' a la maternidad y surgen especulaciones de este corte:

a. ''tuvo una mala infancia''
b. ''en realidad quiere tener hijos, pero dice que no porque sabe que es una persona muy compleja y por lo tanto, es difícil que de hecho los tenga''  - sí, es muy complicado seguirle el hilo a ésta, pero pasa.
c. ''eso lo dice ahora''
d.  La de arriba, con el agravante de ''...porque no ha conocido al hombre indicado todavía''.
e. ''no le gustan los niños.''

¿Acaso ser madre es una obligación? ¿Quién impuso tal tiranía en el mundo? Tener la facultad de hacer algo ¿implica su ejecución?

Es muy loco. Y ese es el más ameno de los adjetivos. Es cruel, porque todas las imposiciones, todo aquello que atente contra la libertad del individuo en su manifestación más íntima, es cruel. Y, quien sea que imponga deberes sobre la intimidad de un individuo, señoras y señores, no es otra cosa que un tirano. En este caso, el gran problema es que ese tirano es la mayor parte de la sociedad, desde que el Humano pisa la Tierra.

Primeramente, me dedicaré a 'responder' algunas de estas tan poco felices especulaciones.

a. Cállese, Freud. ¿Ahora son todos psicólogos? Si por tener una mala infancia una mujer rechazase la idea de la maternidad, le aviso que no seríamos hoy siete mil millones sobre esta roca que gira alrededor del Sol. No sea tan simplista, amigo. Abra la mente.

En lo personal, no sólo no tuve una mala infancia, sino que tuve una muy buena.  Éramos una versión uruguaya y laica de los Ingalls - la oración está en pasado simplemente porque me estoy remitiendo a mi niñez; es decir, mi familia sigue siendo excelente y lo más importante: sigo teniendo familia.

b. No, no quiero tener hijos. ¿Por qué? Tengo muchos motivos y poco tiempo, pero ¿por qué debo justificarme? Cuando una mujer dice ''quiero tener hijos'', nadie le pregunta el porqué. ¿Por qué debería yo argumentar mi respuesta? ¿Se supone que si no quiero ser madre, soy ''rara''? Si es así, entonces soy yo quien pregunta (quien grita) ¡¿por qué?!

c. En mi caso personal, es algo que afirmo desde los doce años. Y, lector, hágase una idea: han pasado veinte otoños desde entonces. Siempre lo tuve muy claro.
¿Soy una persona compleja? Sí. Una persona profunda. No soy, en absoluto no lo soy, una persona simple. Pero desestimo que ésto tenga algo que ver con mi reticencia a dar la teta. Conozco muchas personas con una interesante e incluso más compleja psique que son (ejemplares) madres y padres.

d. Estamos de acuerdo en que la mujer, a efectos de quedar embarazada, necesita esperma. Hasta ahí leemos todos la misma página. ¿Pero qué es eso de que ''no quiero ser madre porque no he conocido a mi hombre ideal''? Para mí, eso es como decirme ''no te vas a comprar ese helado porque no han florecido las violetas y el agua hierve a 100°''. Sí, para mí es ese el razonamiento ''lógico'' detrás de tan infame suposición.

Hay algo terrible en esta afirmación: ¡reducir a un niño, a un ser humano, a una especie de regalo que la hembra le hace al macho cuando se enamora! ¿Se dan cuenta de la gravedad del asunto? Y habrá quienes dirán, ''no, pero es natural que cuando una mujer conoce a un hombre quiera formar una familia''. Primero y ante todo, yo ya tengo una familia - una muy buena, reitero- no veo la necesidad de formar otra (o de incluir gente en la actual).  Y, más profundo aún, ¿qué se supone que es natural? No es natural que volemos, y tomamos aviones. No es natural que nos podamos comunicar al instante con cualquier persona en cualquier punto del mundo, y usamos teléfonos e internet. ¿Qué es lo natural?
No, estimados, no es natural, es impuesto y lo hemos aprendido y repetido, pero no es natural. Las mujeres tenemos sí, la posibilidad natural de tener un hijo en nuestro vientre (y sin un poco de ayuda masculina, tampoco llegaremos lejos) pero una posibilidad no implica - ni debe implicar- obligación.

e. Otra vez, es como afirmar que porque no me gusta la lechuga, no debo vestirme de verde. Una cosa así, un disparate así.
Yo amo los niños (soy docente), en pocos intelectos confío tanto como en aquéllos de los niños, su creatividad y su falta de prejuicios me conmueve e inspira. ¿Qué cacería de brujas es ésta? ''Como sos mujer y no querés ser madre, entonces eso es una clara evidencia de que odias a los seres más vulnerables y adorables de la sociedad''. ¡¿De verdad?! ¿Es éste un planteo real?
Yo, en lo personal, lo he escuchado.

La gente elige su profesión, su barrio, la ropa que se pondrá un día en particular, su modelo de celular, su mascota, sus amigos... yo elegí no ser madre; y es una opción tan válida como cualquiera de las anteriores.
¿Ha cuántas personas ha escuchado usted argumentar, una y otra vez - en pos de no convertirse en un paria - su peinado? Ésto es, guste o no, exactamente lo mismo.


Muchas gracias.


@PrisUY