El tiempo nos ha dado su veredicto y archivó nuestro folio como un caso prescrito que en otro contexto pudo haber sido; pero es difícil dar y difícil ser cuando no hay péndulos que nos revelen nuestra esencia.
El espacio que nos separa nos da mensajes ambiguos, como jugando a adivinarnos, a manipularnos: "que sí", nos dice y vamos a toda velocidad; "que no", nos grita y nos detenemos sin saber bien qué decir.
Para nosotros, los que fuimos, ya no nos es posible volver. Todo lo que tuvimos cobró un tono grisáceo; y hoy al levantarnos nos dimos cuenta que nuestras sonrisas no eran reales, que murió la ilusión, la seducción, el éxtasis.
Yo intento nivelar el pedal con la rueda: lento, lento, lento y me extiendo a velocidad supersónica por los recuerdos que no me dejaste. Aquellos, nosotros, los de antes y éstos, vos y yo, los de ahora. Vos siempre tan allá, tan majestuoso y vil; yo muy, muy cerquita, muy acá.
Hoy sólo hay nubes negras donde una vez hubo sol; y casi, casi en alucinación, tu voz, siempre tu voz en movimiento, que da vueltas y llega a mí desde todos lados, hacia mi sexo y mi centro.
Quisimos playa. Quisimos música. Quisimos libertad. Fuimos en sueños.
Porque todo este tiempo te he mirado sin decir palabra alguna, te miro y te toco con mis pestañas, desde lejos. Te miro y te amo en todas tus formas. Vos sólo estás y yo, desde acá, simplemente te veo pasar. Porque por poco no sé quién sos. Desde el comienzo, he sido yo. Nunca vos. Sin plural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario