jueves, 9 de junio de 2011

Frutas y verduras.

Llevo veinte años desempeñándome como una exitosa caradura profesional. La niñez no cuenta (casi nunca cuenta). Mamá esperaba -y aún espera, creo yo -que fuera de esas mujeres que usan trajecitos y tratan a los desconocidos de "usted".  De esas que toman té y comen masitas secas. Tampoco entiende porqué escribo "taaaaaaaaanto".

Y la verdad es que no quiero hablar de mi madre, no era la intención. Como tampoco quiero hablar de la posibilidad potencial, en tanto mujer, de cambiar pañales. Soy mujer (muy mujer muy) más allá de la maternidad, de los tacos, del gloss y de mi útero. ¿Quieren que diga "concha"? Digo "concha": soy mujer más allá de mi concha. Quizá ésto no se entiende en una primera instancia, pero es un concepto muy profundo. Otro concepto profundo son los caleidoscopios: suelo regalar caleidoscopios a las personas que deben buscar respuestas dentro de sí. Caso contrario, regalo libros.

Cuando se me acusa de escribir "self centred poetry", me siento elogiada. Acá, dentro de mí, las cosas son diferentes a como son allá afuera. Acá en mí hay colores y música y plantas alucinógenas. Tengo dos amigos imaginarios que ofician de mentores todo el tiempo: Kalani, un instructor de surf hawaiano y un hamster experto en artes marciales que siente por mí un amor platónico que se niega a admitir. Es marrón y usa una bandana verde (a no juzgar, si hay gente que cree en dios ¿por qué no puedo tener yo amigos imaginarios?)

Sostengo que mi gato es sexy, pero no quiero hablar  mucho del tema pues dirán que padezco una zoofilia severa.

Me relaciono particularmente con hombres, y no voy a argumentar porque se me acusará falsamente de misoginia. De acá se dispara lo obvio y si atás cabos, todo tiene que ver con todo: quizás mi madre sí tenga algo que ver con ésto. Mi viejo era un grande pero ahora está dos metros bajo tierra. Seguro que la está gozando. O se hizo el muerto y se fue a Jamaica. O a Las Vegas.

Iba a hablar de mi vida sexual pero me pareció inadecuado. Creo que estoy viva y es absolutamente necesario hacer algo al respecto. Ta vez sea un poco hedonista, ese sayo sí me cabe. No mucha gente, ahora que lo menciono, sabe lo que es un sayo. Ni mucha gente sabe lo que es un cogollo.

A veces creo que jamás me he enamorado, pero luego me doy cuenta que mi tema es exactamente el opuesto: me enamoro de todas las personas, de todos los lugares y de todos los objetos muy fácilmente.  Y los amo, los amo locamente por un montón de tiempo - en términos de la vida, es menester recordar que dos minutos pueden ser mucho tiempo.

Me llevo muy bien con los extraños; en general son personas muy interesantes y novedosas. Soy definitivamente una filántropa, y aunque de más está decir que la Humanidad hace cuanto puede para decepcionarme; amo a mi especie, nociva como pueda resultar para las otras.

Recientemente quedé atrapada dentro de un espíritu que, a pesar de creerse rebelde, es subyugado por un alter ego represor, autoritario y amante de la rutina y la vieja escuela. Más allá de eso, no quiero salir de su alma; mis manos se disparan hacia su ser (indómitas ellas) porque necesitan sentirlo cerca.  Me quiero quedar ahí, con él y en él; porque tal como yo tiene muchas aristas, sabores y jugos.

Él y yo somos frutas y verduras.

1 comentario:

  1. Me encanta! Tenes como una sinestesia fucsia para escribir. Espero podamos hablar algún día.

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