Al principio se trataba de estar un poco más cerca de vos, de alcanzarte.
Bastaba con desplegar las alas y agitarlas lo suficiente.
Me tomó un tiempo ver que tu flor de lis me era ajena y resultaba un tanto lejana para mis sentidos.
Volví a mí, a mi centro, agotada y macilenta
Volví al silencio de las noches, a la sepia de mi otoño eterno
Volví a la psicodelia del rosa impuesto
A los diálogos reales, a los músicos en tablas de surf
Al sueño narcótico que provocan las hierbas y los hongos silvestres
Entonces tu flor de lis no me pareció atractiva ni seductora
Y vos, desde lejos, ya no sos león.
No hay comentarios:
Publicar un comentario