martes, 12 de julio de 2011

Día Del Padre, para mi papá y para todos los papás. Y todos los hijos.

Un día te despertás y resulta que podés moverte sola por el mundo. Podés tomar decisiones que afecten a toda una sociedad. 
Desde un Hotel en el extranjero llamás desesperada a tu casa para que te hagan un giro, porque "no sabés cómo" se te acabó la plata que llevabas - seguramente tomando todo ese alcohol que legalmente ya podés consumir. 

¿Qué pasó? Pasó que un día te despertaste siendo "grande", y ser "grande" está bueno. Sos independiente y no tenés por qué dar explicaciones: "sos grande y hacés lo que querés". Ya no sos aquella niña a la que tu viejo le enseñaba ajedrez. Atrás quedaron los años en los que tu padre te dio una Nikon y te enseñó a usar la luz natural para sacar fotos. Y los recuerdos de cómo andar en bici con una mano sola, florecen borrosos y en blanco y negro.

Te acordás de ese día en el que tu viejo te descubrió llorando por un compañerito que nunca te registró; te miró serio y te dijo "ningún hombre merece una lágrima tuya, ni siquiera yo el día que me muera".  Aparece también la memoria de aquel día de noviembre en el que tu papá entró sin aviso al atelier de un diseñador y te vio probándote tu vestido de Quince... y sonrió, y lloró, y te abrazó.
Quiebra tu mente  el instante en el que te la creíste tanto por ganar premios de Literatura que tu viejo, siempre tan sabio, te explicó que el arte debe trascender al artista, pues "es el Quijote lo que hace historia, no Cervantes".

Pero un día vino la parca, siempre puta, siempre inoportuna. Y deseás con todos tus órganos, huesos y poros que tu papá te vuelva a explicar qué momento de la partida es el mejor para hacer un enroque. Porque no, no sos tan independiente, y ser grande, por ahí, no está tan bueno.

¡¡MUY FELIZ DÍA DEL PADRE DE PARTE DE ALGUIEN QUE YA NO LO TIENE CONSIGO!!

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