domingo, 14 de octubre de 2012

Semilla


Quiero creer que en algún lugar existen versiones diferentes de vos y de mí. Versiones completas, sensatas, valientes.
Nos quitamos las caretas y nos lavamos las manos ¿por qué? ¿para qué? ¿para reivindicarnos o para negarnos?

Quiero creer que seguimos siendo semillas, y que moriremos siéndolo.  Que tanto da octubre como enero.  Que si ésto fuese París o New York, nosotros seríamos los mismos.

Soy culpable. Culpable de haberte dado el Sol cuando sólo me pediste que abriese la ventana. De haberte dado un río cuando sólo me pediste un vaso de agua. De haberte dado un lecho cuando sólo me pediste cama.

Vos, que renaces en los inviernos, llegas a mí arrastrando una furia que no agrede, que no me ataca.  Soy ya inmune a tu amor, a tu amargura, a tus palabras.

Somos pobres de espíritu. Yo tan todo y vos tan nada. O al revés, no importa. Aquella entelequia  nuestra fue puente, pero también fue muralla. Fuimos como aves, pero sin alas.
Quiero creer que tu boca algún día sabrá rebelarse y podrá por fin besar. Que tus manos sostendrán flores e hijos, y no un puñal. Que no oscilarás más entre tumbas y trincheras.

Que morirás tan libre como naciste. Tan puro, tan fuerte y tan semilla.

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