Ese humo entre vos y yo nos agita y exhorta al caos, al inframundo de los que dicen estar enamorados.
El humo que exhalas, que te rodea, tiene el nombre de las heridas que te supuran, que te sangran.
Tan mortal, tan pobre, tan inválido y deportado
¿Dónde dormiste anoche? ¿Dónde estabas cuando estabas en mis manos?
Yo no fui la que quisiste y vos no sos aquel que amo
El humo que no es mi humo es tu piedra en el camino, es tu carga
El humo detrás del que te escondes te revela como sos realmente: amargo, estridente y áspero.
Escupes y tragas pasado, comes y vomitas ayer
El humo que me vendiste ya jamás será comprado.
viernes, 24 de agosto de 2012
Visiones
Mi gato me mira y mi perra también. Estoy tan agotada. Y yo soy quién me agotó. Y eso que odio de mí siempre será lo que me hace amarme.
A veces hasta me tengo miedo: los buenos modales están tan sobrevalorados...
Hoy todo está borroso: la mañana, el café, el planeta, el tango, la publicidad y el monitor.
El mundo quiere descansar en mis hombros cuando yo sólo pienso en una buena siesta
Risas, llanto, rímel corrido y algo de delineador en la mejilla.
Y aunque lo rechazo, es así como lo prefiero. Así, rendida.
A veces hasta me tengo miedo: los buenos modales están tan sobrevalorados...
Hoy todo está borroso: la mañana, el café, el planeta, el tango, la publicidad y el monitor.
El mundo quiere descansar en mis hombros cuando yo sólo pienso en una buena siesta
Risas, llanto, rímel corrido y algo de delineador en la mejilla.
Y aunque lo rechazo, es así como lo prefiero. Así, rendida.
jueves, 16 de agosto de 2012
Inesperado
No te vi llegar anoche, envuelto en una manta, encendido, desesperado.
No vi que te marchitases, que te hicieses sepia, que volases lejos.
No es a vos a quien veo cuando quiero verte
No es tu nombre, no es tu perfume, ni tus manos, ni tu piel
Sonrisa inerte que pasa entre las agujas de mi reloj
Sabrás irte como viniste, sin permiso ni voluntad
Sabrás irte -porque viniste- pues ni siquiera te vi llegar.
No vi que te marchitases, que te hicieses sepia, que volases lejos.
No es a vos a quien veo cuando quiero verte
No es tu nombre, no es tu perfume, ni tus manos, ni tu piel
Sonrisa inerte que pasa entre las agujas de mi reloj
Sabrás irte como viniste, sin permiso ni voluntad
Sabrás irte -porque viniste- pues ni siquiera te vi llegar.
Travesía
Hay una nada detrás de tus ojos
que se vende muy bien
se acurruca a mi lado, y en mis labios
y quiebra la vida entera en un segundo.
Una nada que jura amarme y me ama
que rompe silencios aún no hechos
y se arrastra con el viento hacia mi Sur.
Y así, nada hoy más que tu ausencia duele
y de tanto dolerte y ausentarte
la nada, hecha esta noche capricho
se violenta enojada hacia el olvido.
que se vende muy bien
se acurruca a mi lado, y en mis labios
y quiebra la vida entera en un segundo.
Una nada que jura amarme y me ama
que rompe silencios aún no hechos
y se arrastra con el viento hacia mi Sur.
Y así, nada hoy más que tu ausencia duele
y de tanto dolerte y ausentarte
la nada, hecha esta noche capricho
se violenta enojada hacia el olvido.
Cortito nomás
Tres cosas sé del amor.
1) Es el sentimiento más hermoso que los mortales podremos jamás experimentar; por lo que cualquier riesgo que nos implique es bien tomado, y toda regla rota en su nombre vale la pena.
2) Tarde o temprano, siempre llega.
3) Tarde o temprano, se termina.
1) Es el sentimiento más hermoso que los mortales podremos jamás experimentar; por lo que cualquier riesgo que nos implique es bien tomado, y toda regla rota en su nombre vale la pena.
2) Tarde o temprano, siempre llega.
3) Tarde o temprano, se termina.
miércoles, 15 de agosto de 2012
Bien
Mi café se enfría sin tu boca, y mi piel, sin tus labios, ya no llora. Pero no te extraño y me duele. Hoy bien podrías ser absolutamente nadie. Hoy bien podrías pasar de mí.
Aquel momento, aquel silencio roto, aquel beso a contratiempos bien valió la pena. Y toda la pena que me has traído en consecuencia, bien que tuvo valor. No sé quién eras ayer, no sé adónde ibas ni tu porqué.
¿Cómo es tu sangre, hermano, sino roja? ¿Cómo es tu nombre, sino hermano? Bien pudiste haberme olvidado. Bien puedo hoy, si simplemente se me antoja, olvidarte yo. Pero ni te nombro, ni me engaño. Bien que querías que quererme, y ese, tu lujo, hoy se va con vos.
Y de todo lo que fui, fui por sobre todo sensata. Bien que pude haberte mentido. Bien que pude haber creído tus jugadas. Bien que pude hacerte jugar mi juego.
Pero así es el tiempo: se rompe, te entierra y pasa. Y así y todo, yo estoy bien.
Aquel momento, aquel silencio roto, aquel beso a contratiempos bien valió la pena. Y toda la pena que me has traído en consecuencia, bien que tuvo valor. No sé quién eras ayer, no sé adónde ibas ni tu porqué.
¿Cómo es tu sangre, hermano, sino roja? ¿Cómo es tu nombre, sino hermano? Bien pudiste haberme olvidado. Bien puedo hoy, si simplemente se me antoja, olvidarte yo. Pero ni te nombro, ni me engaño. Bien que querías que quererme, y ese, tu lujo, hoy se va con vos.
Y de todo lo que fui, fui por sobre todo sensata. Bien que pude haberte mentido. Bien que pude haber creído tus jugadas. Bien que pude hacerte jugar mi juego.
Pero así es el tiempo: se rompe, te entierra y pasa. Y así y todo, yo estoy bien.
jueves, 9 de agosto de 2012
Identidad brutal
Absurdo el amor que coquetea y no avanza. Cobarde porque se excusa.
¿Qué me queda en las manos? ¿Qué? ¿A quién huele mi piel?
Tu adiós aun no dicho pero amenazante; lo no dicho que se quiere decir.
Mi boca se reseca ante tu existencia; y el cruel tic tac te atrae tanto como te ahuyenta.
Mi torpeza, mi ingenuidad, mi insensatez de quererte hasta los huesos, hasta un allá no definido.
¿Quiénes somos, sino los de antes? ¿Quiénes somos hoy vos y yo?
Los cuerpos desnudos con lanzas y escudos ¿dónde se ha visto?
Vos congelando mi espíritu todo, sin siquiera conmoverte
¡Amarnos como antes, como nunca, como siempre!
¿Qué me queda en las manos? ¿Qué? ¿A quién huele mi piel?
Tu adiós aun no dicho pero amenazante; lo no dicho que se quiere decir.
Mi boca se reseca ante tu existencia; y el cruel tic tac te atrae tanto como te ahuyenta.
Mi torpeza, mi ingenuidad, mi insensatez de quererte hasta los huesos, hasta un allá no definido.
¿Quiénes somos, sino los de antes? ¿Quiénes somos hoy vos y yo?
Los cuerpos desnudos con lanzas y escudos ¿dónde se ha visto?
Vos congelando mi espíritu todo, sin siquiera conmoverte
¡Amarnos como antes, como nunca, como siempre!
miércoles, 8 de agosto de 2012
Divagando.
Te puedo contar el final de todas las historias jamás narradas; porque sé cuál es el disparador de cada uno de los deseos humanos.
Yo y Montevideo. Otra noche, otro bar. Otra banda es la que toca hoy.
Yo puedo contarte de los duendes que asustan a los niños, y encontrar monstruos bajos sus camas y en sus roperos.
Puedo vestirme de negro y hacer tu duelo.
Ponerme corona, sentarme en un trono, gobernar la Tierra.
Montevideo y yo. Isla de Flores. Agosto.
Hay quienes mueren sin haber vivido, y yo, habiendo vivido tanto, no muero nunca sólo porque no quiero.
Caprichos de la Vida. Basura. Café frío y aguado.
¿Tanto te costaba amarme? ¿Tanto así?
¡Pucha! Está frío en Montevideo.
Yo, que pude ser tantas cosas, decidí ser una más en la ciudad.
El azar es tu condena ¿verdad? ¿Qué harás, sino ser feliz? ¿Cuántas opciones manejas?
¡Pobre del hombre aquel que se acobarda ante la Felicidad!
Los adoquines y los tambores. Grita Montevideo.
No hay candome, no hay febrero que te valga.
Yo puedo ser sirena de tu mundo antropomorfo. Nadar en tu cuerpo, desde uñas a poros.
Vos, taciturno, me amas y no me amas. Me deseas, pero no. Estás en mí y como yo.
Puedo y quiero. Me quedo.
Yo te amé una noche en Montevideo.
Yo y Montevideo. Otra noche, otro bar. Otra banda es la que toca hoy.
Yo puedo contarte de los duendes que asustan a los niños, y encontrar monstruos bajos sus camas y en sus roperos.
Puedo vestirme de negro y hacer tu duelo.
Ponerme corona, sentarme en un trono, gobernar la Tierra.
Montevideo y yo. Isla de Flores. Agosto.
Hay quienes mueren sin haber vivido, y yo, habiendo vivido tanto, no muero nunca sólo porque no quiero.
Caprichos de la Vida. Basura. Café frío y aguado.
¿Tanto te costaba amarme? ¿Tanto así?
¡Pucha! Está frío en Montevideo.
Yo, que pude ser tantas cosas, decidí ser una más en la ciudad.
El azar es tu condena ¿verdad? ¿Qué harás, sino ser feliz? ¿Cuántas opciones manejas?
¡Pobre del hombre aquel que se acobarda ante la Felicidad!
Los adoquines y los tambores. Grita Montevideo.
No hay candome, no hay febrero que te valga.
Yo puedo ser sirena de tu mundo antropomorfo. Nadar en tu cuerpo, desde uñas a poros.
Vos, taciturno, me amas y no me amas. Me deseas, pero no. Estás en mí y como yo.
Puedo y quiero. Me quedo.
Yo te amé una noche en Montevideo.
El perdón
Entre tanto beso insípido, supe darte vida.
Y te hablé de desamores, te revelé los colores del placer.
Supe hacer reverencias y ser 'la rubia de la cuarta fila'
¡Cuánta vida vivida y dada!
Tanta, que bien podrías perdonarme el desencanto ingrato de dejarte ir.
Y te hablé de desamores, te revelé los colores del placer.
Supe hacer reverencias y ser 'la rubia de la cuarta fila'
¡Cuánta vida vivida y dada!
Tanta, que bien podrías perdonarme el desencanto ingrato de dejarte ir.
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