vendrás algún día, descalzo y de torso libre
como tus manos, como tus ojos tristes
y serás mío
como el cielo infinito que te alberga
que cae sobre tus hombros
como tus pecados, como tus miserias.
Y no sé tampoco si algún día
acaso y ojalá que con tu alma abierta
será tu nombre el de todos los hombres
y el suelo que pisas, mi única tierra
y que, al abrazarte ¡quién pudiera!
abrace también tu locura
y abrace también tus condenas.
Pero si tu alma agitada llegase a mi puerta
y en tus manos tuvieses mi cálida primavera
o en tus labios o en tu pecho, como sea
que sea yo parte de ella
y que sea yo también eterna
para besarte cuando te vayas
para vivirte cuando te mueras.
y serás mío
como el cielo infinito que te alberga
que cae sobre tus hombros
como tus pecados, como tus miserias.
Y no sé tampoco si algún día
acaso y ojalá que con tu alma abierta
será tu nombre el de todos los hombres
y el suelo que pisas, mi única tierra
y que, al abrazarte ¡quién pudiera!
abrace también tu locura
y abrace también tus condenas.
Pero si tu alma agitada llegase a mi puerta
y en tus manos tuvieses mi cálida primavera
o en tus labios o en tu pecho, como sea
que sea yo parte de ella
y que sea yo también eterna
para besarte cuando te vayas
para vivirte cuando te mueras.
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