miércoles, 20 de febrero de 2013

Lux Legis: prefacio

Yo sé que hay una puerta que nunca se cierra, y una luz que nunca deja de brillar; pero hoy, desde la oscuridad y en la ausencia, cada vena cortada es una vena del mundo, y una pena que los hombres, si son hombres, no dejan de llorar.

Los labios, exhaustos, dejaron de buscar otros labios, y las bocas - sin lenguas- ya no gritan verdades.

En el reino de las simetrías y las estructuras, llora hoy un poeta. La pluma es espada, y la espada es balanza.

El Eros, el Philios y el Agapé, tal como la Areté y la Thelema, duermen en un lecho oculto y místico, sin buscadores ni peregrinos, sin ermitaños en las cimas de los acantilados ¿adónde caminan entonces todos los Hombres?

Hoy, como nunca en la Historia, no es el Mundo el que llora a sus Muertos, sino los Muertos los que lloran a lo que alguna vez fue su Mundo.


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